domingo, 12 de abril de 2009

Selección argentina: ¿Y AHORA QUÉ?

¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que muchos se hacen dentro de su cabeza, otorgándole como respuesta diversos discursos con o sin argumentos en su interior.
Luego de la humillante derrota ante el seleccionado boliviano de fútbol en la altura de La Paz, emergieron dudas y conflictos que aparentemente como un rayo caído de un cielo sereno aparecieron en la superficie y en la boca de todos. Que Maradona, que Bilardo, Que Grondona, que los jugadores, que la altura, que Messi no juega como en el Barça, que había que usar una 3-4-3, que la 4-4-2, que con Basile esto no hubiera pasado, que faltaba Riquelme, que se debería haber ido semanas antes con un equipo del fútbol local, que la pelota no dobla, etc, etc. Esos y muchos más fueron los tantos argumentos que le dieron cuerpo a alguna justificación de turno.
Es sabido que la relación entre Maradona y otra persona, un tinte problemático debe tener, por definición o por cuestiones de destino. Sea con Bilardo, con Grondona, con Riquelme u otro personaje del ambiente, la falta de sintonización de ideas compartidas estarán antes y después de una victoria o una derrota. Es entendible que luego de una alegría, cualquier altercado negativo se aprovecha de ese colchón que una buena noticia suele dar. Lo malo es cuando las noticias dejan de ser buenas y peor aun, inesperadamente negativas. En síntesis, los conflictos siempre estuvieron.
Dándole un toque de dramatismo a esta situación, se la puede alegorizar con la imagen de aquel barco que en una tormenta que no puede escapar trata de, en medio de las aguas endemoniadas, mantener su rumbo alejado de las rocas que provocarían su impacto y posterior destrucción. Lo peor que puede pasar, y teniendo como representación a esas rocas peligrosas, es que se aleje este trabajo de la idea que debe prevalecer sobre todas las cosas: la del proyecto a largo plazo. El mundial es el año que viene y falta mucho: muchos partidos de eliminatoria, muchos jugadores que probar, muchas ideas que afianzar. Apostar por algo que el tiempo se encargará de moldear es algo que no se hace mucho en el país, pero cuando se hace, la gloria canta presente.
A este equipo le falta demostrar muchas cosas, y al técnico desde su nuevo puesto aún mucho más. Que la diferencia se base en la motivación, en lo que un jugador pueda sentir hablar con “El Diego”, que su figura sea menos proclive a los regaños sean por parte de la prensa, los jugadores o hasta de los mismo ayudantes tácticos: sea lo que sea, que ayude a la selección, ya que así, ayudan a todos los que detrás de esos 11 jugadores y su técnico, apuntalan sus sentimientos, su alegría, su tristeza, su amargura, su orgullo y su satisfacción.
El obelisco quiere volver a ser colmado con colores celestes y blancos. Y el motor para ese objetivo se basa en la unión, la proyección a largo plazo, el compromiso y en el rechazo de conclusiones exitistas y resultadistas.

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