sábado, 31 de octubre de 2009

Ost, para acompañar


Ost

viernes, 2 de octubre de 2009

La casa dejada

(...) Dos, tres, cuatro. Pudieron haber sido diez, mil o un millón de pasos. Ninguno me haría hacer girar la cabeza y ver algo que dejé, algo que fui entendiendo que no sabía lo que era.
La miré a Irene y me dijo con su rostro lo mismo.
Quizás en algún momento, alguien entraría por la ventana o por la puerta. Quizás ahora alguien, al ver mi movimiento al salir, está entrando.
Quizás esté pasando algo que desconozca y no entienda. Pero entre todo eso, tengo una certeza: No sería la priemera vez.