Pasando el mar Leandro el animoso,
en amoroso fuego todo ardiendo,
esforzó el viento, y fuése embraveciendo
el agua con un ímpetu furioso.
Vencido del trabajo presuroso,
contrastar a las ondas no pudiendo,
y más del bien que allí perdía muriendo
que de su propia vida congojoso,
como pudo, ’sforzó su voz cansada
y a las ondas habló d’esta manera,
mas nunca fue su voz dellas oída:
"Ondas, pues no se escusa que yo muera,
dejadme allá llegar, y a la tornada
vuestro furor esecutá en mi vida."
1 comentario:
Ah una maravilla!! La verdad que muy bueno, como no podía ser otra cosa.
Nos estamos viendo, máquina, un saludo!
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